viernes, 21 de junio de 2013

EL LEGO DEL CONVENTO



John William Waterhouse (1849-1917). Pintor británico. Dante y Beatriz, 1914.





AL RECORRER los caminos de Italia, yo tuve la fortuna de recibir los consejos del mismo Amor, disfrazado de peregrino. Ningún mortal, sino Dante, pudo contar ese privilegio.

     Me anunció una vida solitaria y me felicitó por haber escuchado a la mujer de voz infantil, sin llegar hasta su presencia. La plegaria, un himno eucarístico, nacía en la oscuridad del campo y volaba a perderse en el éter inmaculado.

     Yo me separé del mundo y dirigí mi contemplación al mismo objeto del cántico sagrado. Renuncié al aplauso terrenal y olvidé el devaneo del arte cuando mis maestros, los poetas contemporáneos, expresaban el cansancio de una generación diezmada por las guerras napoleónicas y Leopardi recogía en su obra el acento de la patria ofendida.

     Conservé la admiración noble por la mujer del linaje de Beatriz y vine a servir en una sociedad franciscana, profesando en su beneficio la santa mendicidad. Yo imito al hermano insipiente, administrador del asno de la cuestación en la novela perfecta de Manzoni.




El cielo de esmalte (1929)





José Antonio Ramos Sucre

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